Cuando hacemos comentarios acerca de la publicación y mencionamos las malas prácticas, los ecos siempre nos hablan de los sellos editoriales o de las revistas, de esas fábricas de papers que perjudican con seriedad el mundo académico o de aquellas otras que se hacen pasar por revistas respetables y acaban secuestrando el trabajo y el dinero de los investigadores.

Pero, ¿qué pasa cuando las malas artes vienen de mano de los propios investigadores? En una época donde la IA pone al alcance de muchos la tentadora oportunidad de acelerar el trabajo con datos sin revisar, imágenes retocadas o textos que ni siquiera ha redactado el profesional nos cuestionamos qué responsabilidad tiene el científico y qué responsabilidad la entidad que lo ampara.

Dos noticias para ilustrar esta entrada: 

 Springer Nature book on machine learning is full of made-up citations

'Positive review only': Researchers hide AI prompts in papers

Tanto el libro retractado como los investigadores que incluyen texto para evitar las reseñas negativas enseñan una cara oscura del mundo de la investigación, la de llegar al coste que sea a publicar material Al “publish or perish” del que hemos hablado en otras ocasiones y que queda perfectamente ejemplificado con estas dos noticias.