En este artículo se explica cómo los videojuegos pueden actuar como laboratorios interactivos de conciencia ambiental. A través de diferentes títulos como SimCity, Terra Nil o RainWorld, los jugadores exploran dilemas sobre energías renovables, colapsos ecológicos y decisiones morales complejas. Los videojuegos no reemplazan la educación formal, pero si refuerzan valores sostenibles y desarrollan habilidades clave como la planificación ecológica y la resiliencia.